Solicitar crédito puede parecer un misterio. Lo solicitas, cruzas los dedos y esperas pronto tener acceso a efectivo. ¿Pero qué sucede en el proceso? ¿Cómo es que los prestamistas deciden quién obtiene crédito y cuánto obtienen? Esto es lo que debes saber.
Cuando solicitas crédito, estás pidiéndole a un prestamista que tome un riesgo contigo. Más allá de simplemente solicitar dinero, el proceso de solicitud consiste en demostrar tu habilidad de pagar ese dinero.
Al considerar tu solicitud, los prestamistas observan una variedad de factores, incluidos tu historial de crédito, tus ingresos y cualquier deuda actual sin pagar. Los factores principales que se toman en consideración al evaluar la solvencia crediticia se conocen generalmente como las cinco C, y estas revelan ampliamente por qué algunas personas no tienen problemas en obtener acceso a crédito, mientras que otras personas son rechazadas.
Los prestamistas utilizan la información de tu informe de crédito para determinar tu puntuación crediticia, una manera rápida de identificar solvencia crediticia.
Los prestamistas quieren saber si pueden confiar en que vas a pagarles a tiempo y en su totalidad, además de cualquier interés que cobren. Al revisar tu solicitud, buscan claves sobre tu conducta financiera.
Un registro de pagos de facturas a tiempo, empleo continuo y vivir en un solo lugar durante un período significativo, son señales de que es posible que seas un individuo responsable y estable que va a cumplir y a pagar lo que pidas prestado.
Si tienes muchos pagos atrasados y facturas morosas o si tu historial de empleo es turbio, las otras cuatro C son aún más importantes.
Aparte de la posibilidad de que les pagues, los prestamistas quieren saber si tienes los recursos financieros para cubrir tus deudas. Para evaluar esto, se fijan en el ingreso que recibes, tu historial de empleos y tu récord de préstamos de dinero y el pago de estos.
Los prestamistas suman todas tus deudas pendientes y comparan ese total con tus ingresos previos a las deducciones fiscales. El resultado, el cual se conoce como relación deuda-ingreso (DTI por sus siglas en inglés), es uno de los indicadores principales de tu habilidad para pagarles. Mientras más bajo sea tu DTI, mejor te verás.
Por ejemplo, si los pagos de tu hipoteca sobre la vivienda, los pagos de tu préstamo de auto y tus gastos mensuales típicos en las tarjetas de crédito actuales suman menos del 30 por ciento de tu ingreso mensual, eso significa que tienes los medios para pagar lo que pidas prestado, además de los otros gastos para vivir. Si suman la mitad o más de la mitad de tu ingreso mensual, esto puede sugerir que se te dificultaría pagar otro préstamo y, por consiguiente, este sería un riesgo no recomendable.
Además de tu ingreso mensual, los prestamistas se fijan en el valor de los activos que poseas, como el monto de dinero que tienes en tus cuentas de ahorros o de jubilación, inversiones que puedas tener, tu auto y tu vivienda (si son de tu propiedad).
Estos activos sirven como recursos de respaldo del ingreso que recibes en tu empleo. Los prestamistas quieren saber que si pierdes tu empleo o no puedes pagar el dinero que pediste prestado, tienes la opción de vender activos para juntar los fondos.
El valor total de tus activos menos tus deudas es igual a tu valor neto, el cual es un número que los prestamistas consideran al decidir si te otorgan el préstamo y cuánto te pueden prestar. Si no eres dueño de tu vivienda o de otros activos con alto valor, tu ingreso mensual y tu DTI tendrán una mayor importancia.
Para ciertos tipos de préstamos, llamados préstamos asegurados, necesitarás identificar propiedad específica de la cual eres dueño y que puedas ofrecer como colateral o garantía del préstamo. Por ejemplo, puedes utilizar un auto como garantía para un préstamo para automóviles, o el valor de tu vivienda como garantía para un préstamo sobre el capital de la vivienda.
El prestamista evaluará el valor del colateral que tengas para ofrecerles y utilizará ese valor para decidir cuánto te pueden prestar o cuánto crédito están dispuestos a ofrecerte.
Básicamente, estás asegurándole al prestamista que si no pagas el préstamo, el prestamista puede vender tu activo para recuperar su dinero.
Para crear un panorama completo de tu solvencia crediticia y riesgo, los prestamistas también observan factores externos más allá de tu situación personal.
Entre otros, se incluyen las condiciones económicas del momento, el ambiente de inversión y las condiciones del mercado que puedan impactar tus finanzas y que, como resultado, hagan menos factible que puedas pagar lo que pidas prestado.
Ahora que ya sabes lo que los prestamistas buscan, asegúrate de estar preparado para entregarles la información que necesitan de manera que muestre que eres un riesgo que vale la pena tomarse.
Esto es lo que necesitarás para que luzcas como un prestatario atractivo al solicitar crédito:
También necesitarás:
Si no has pedido dinero prestado antes y no tienes un historial crediticio, tendrás que tomar pasos adicionales para obtener solvencia crediticia ante los ojos de un prestamista.
Si utilizas el crédito de manera estratégica e inteligente, este puede ayudarte a alcanzar tus metas financieras.
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